jueves, 13 de octubre de 2011

RETROCEDEMOS 40 AÑOS

El pasado 4 de Octubre, el rapero Pablo Hasel fue detenido por el Cuerpo de la Policía Nacional tras varios meses de seguimiento. La acusación “enaltecimiento del terrorismo”.

Según la acusación en sus letras se enaltecen grupos terroristas como ETA, la GRAPO y Terra Lliure. Finalmente fue puesto en libertad con cargos, debiendo presentarse en el juzgado correspondiente cada quince días.

Parece ser que hemos vuelto varias décadas atrás. Tal como cuenta él mismo en la siguiente entrevista, fue seguido durante algún tiempo dado que conocían datos de su movimiento día a día y del de su familia. Una vez detenido, la Policía Nacional incautó todo lo que creyó necesario para la investigación; un inventario que se componía sobre todo de letras de canciones, grabaciones, poemas, camisetas y libros.



Esto me recuerda a aquella acusación al grupo también de rap “Los chikos del maíz” en abril de 2010. También fueron acusados como proetarras por sus letras denunciantes de la injusticia y el engañabobo que perciben en su entorno.

También la organización del concierto por parte del Espacio Libertario de Dos Hermanas de la pasada jornada de conciertos en la SOA SABOTAJE fue calificado por la Coordinadora Sevillana contra el Terrorismo y Colaboradores como una jornada radical que acogía a grupos también enaltecedores del terrorismo y del pensamiento radical y que van (cito textualmente) “propagando el odio y la "acción directa" contra cualquiera que no piense como estos fanáticos”. http://terroristasnogracias.blogspot.com/2011/10/letras-cargadas-de-violencia-y-odio.html

¿Hasta dónde vamos a llegar? ¿Desde cuando son justas esas persecuciones reales y mediáticas hacia personas y colectivos que se orientan hacia la unidad colectiva, la defensa de derechos inherentes a las personas y denuncian con pelos y señales las injusticias a las que nos someten?

Son chicos que con su música, sus letras y su actitud pretenden hacer eco de opiniones que chirrían a los oídos de cualquiera que no oiga más allá de lo que les llega mediáticamente. Y se encuentran con un cuerpo autoritario que los sanciona por ir en contra del sistema. Muy propio de España volver a mearse encima del concepto libertad de expresión.



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