lunes, 20 de agosto de 2012

Hablan los convocantes del 25S: “No somos la ultraderecha ni queremos asaltar el Congreso”



Hablan los convocantes del 25S: “No somos la ultraderecha ni queremos asaltar el Congreso”
por Juan Luis Sánchez,eldiario.es

Recelo, dudas, excitación, apoyo, preocupación, mucha atención. La convocatoria para “ocupar el Congreso” el 25 de septiembre ha pasado de reacción en reacción, de titular en titular, de Facebook en Twitter, de Whatsapp en correo, de boca en oreja. Los convocantes de la movilización no se han dejado ver por ahora. Se ha hablado mucho de ellos pero ellos han hablado poco y solo a través de comunicados en su blog Plataforma ¡En pie!.

Por eso, al final del camino que nos lleva a ellos, nos sorprende encontrar al otro lado del teléfono a una persona conocida en los entornos del 15M y que está acostumbrado a jugársela en sus acciones políticas y sociales. “Llevo en esto del 25S desde el principio, sobre el mes de junio empezamos a intercambiar los primeros correos para organizarnos”, nos cuenta. “Tenemos claro que hay que dar un paso más, no podíamos convocar la típica manifestación a la que ya están acostumbrados”.

P. ¿Y por qué no vais de cara? ¿Por qué dejáis que haya tanta confusión en torno a vosotros?

R. Estamos convocando una acción en el Congreso para un día en que hay diputados trabajando. Algunos de nosotros ya estamos fichados y perseguidos suficientemente por todo lo que hemos hecho durante este año y pico o antes, y queremos protegernos. De todas maneras, esto de la incertidumbre y de las dudas sobre los convocantes ya pasaba en los primeros días del 15M.

P. Y sin embargo con vosotros sí se percibe cierta necesidad de saber quiénes sois exactamente, incluso de quienes pueden consideraros afines.

R. Somos un grupo de unas 30 personas, aunque ya colaboran muchas más, que hemos participado antes juntos o por separado en grupos de acción política y social. Hay gente del 15M, hay gente que ha participado en Democracia Real Ya, hay gente de otros grupos de inspiración anticapitalista…

P. ¿Hay entre vosotros grupos de ultraderecha, como se ha sospechado?

R. No.

P. Pero sí que habéis suscitado la simpatía de algunos líderes de opinión de la ultraderecha.

R. Ya, bueno, grupos oportunistas los ha habido siempre. En el 15M también pasó: gente como Ricardo Ynestrillas quiso aprovecharse de la acampada y hubo gente que por eso dijo que éramos fascistas. Se demostró que no. En nuestros documentos para el 25S queda claro lo que somos. Se han redactado para repeler a grupos fascistas: hablamos de justicia social, de memoria histórica, de lucha contra el neoliberalismo, de derechos humanos…

P. Y también de “tomar el Congreso”, de “ocuparlo”, habláis en nombre de “el pueblo”… Esto ha generado dudas también.

R. A ver, hemos convocado una acción masiva para rodear el Congreso. No queremos entrar por la fuerza con kalashnikovs ni nada de eso, no queremos asaltarlo. Tampoco somos antipolíticos. Pero necesitamos que no sea una manifestación más, por eso usamos un tipo de lenguaje que nos ayude a llamar la atención. El 15M ya ha usado terminología como “Toma la plaza” o “Toma la tele”…

P. Y nadie entiende que lo que se quiere hacer es asaltar el Pirulí de TVE…

R. Exacto.

P. En este caso es el Congreso y manifestarse allí en día de actividad parlamentaria puede ser delito. ¿Sois conscientes de que convocáis a la gente a una acción delicada?

R. Sí, pero es necesario y es legítimo. Queremos rodear el Congreso con una gran concentración y marcar la diferencia con otras movilizaciones anteriores haciéndonos fuertes, quedándonos allí hasta que forcemos la dimisión del Gobierno.
P. Decís que sois “pacíficos, pero no pacifistas” y que aceptáis “la legítima autodefensa”. También en alguna reunión habéis citado a la actitud minera en Asturias como ejemplo. ¿Esto quiere decir que si la policía carga justificáis la violencia como respuesta?

R. Este asunto también ha generado debate dentro de la plataforma, la verdad. Esta es una acción que se plantea pacíficamente. Lo que no vamos a hacer es condenar el uso legítimo de la autodefensa en un momento donde la resistencia pacífica se quiere equiparar al terrorismo callejero en el Código Penal. Si manifestación tras manifestación tienes que aguantar la represión policial, si un antidisturbios te pega sin justificación, pues no vamos a meternos a condenar que alguien se gire y diga, “eh, ya vale, que yo también sé”.

P. Os planteáis como objetivo la dimisión del Gobierno y además la apertura de un “proceso constituyente”. ¿Cómo imagináis ese proceso? ¿Estáis preparados?

R. Alguna gente nos ha trasladado su miedo por esa fase posterior a que consigamos hacer dimitir al Gobierno. Se trata de que se pongan en marcha, por ejemplo, muchas de las ideas que el 15M lleva desarrollando más de un año. Es algo que haremos entre todos. Estamos preparando ya reuniones para el próximo mes en las que intentaremos abrir el proceso de cara al 25S para todo el que quiera participar.

Mientras tanto, el juego de las legitimidades ha comenzado. Personas, asambleas y colectivos de referencia para las diferentes sensibilidades políticas se debaten y discuten en redes sociales y plazas sobre si dar su apoyo o no a esta convocatoria. Desde el PSOE se apela al imaginario de la Transición y el 23F. Llamazares ha entrado en la apuesta metafórica de la convocatoria y propone cambiar el “ocupa el Congreso” por “libera el Congreso” porque “me siento ocupado desde dentro”.

Otros gestos son más mediáticos que reales: que la asamblea general de Sol, con apenas decenas de personas en agosto, decida desvincularse de la primera línea del 25S tiene eco en titulares pero es poco representativo. Ni siquiera su cuenta de Twitter @acampadasol, que supera por mucho el poder de influencia que la asamblea, lo anuncia con mucha determinación. Es síntoma de dudas. Eso se traslada al baile de apoyos y rechazos en asambleas de barrio o grupos de trabajo temáticos.

Entre las personas de los nodos más activos del 15M con las que eldiario.es ha hablado para radiografiar esas dudas sobre el 25S, hay tres tipos de actitudes críticas de cara a la movilización, además del apoyo y el rechazo totales:

1. “No lo veo, pero no bloqueo”. Son aquellas personas que creen que la convocatoria del 25S se ha enfocado mal o que ha manejado el lenguaje de forma torpe, poco eficaz, depurando poco las ideas hasta llevarlas a conceptos que pueden ser percibidos como peligrosos para la mayoría. Y “si la intención es que la manifestación sea del 99%, el lenguaje debe ser inclusivo”, nos comenta un activista. Aún así, estas personas apuestan por dejar que cada uno convoque lo que quiera y no piensan deslegitimar la convocatoria solo por el hecho de que no haya sido diseñada por ellos.
2. Rediseñar el mensaje y relanzar otra convocatoria. Hay varios grupos que están trabajando para, con la fecha común del 25S, hacer una convocatoria que genere menos dudas y que esté planteada de forma “más inclusiva”. Así por ejemplo ha nacido @rodeaelcongreso (también en Facebook). También se han planteado movilizaciones en otras fechas, como el 15 o el 22 del mismo mes, aún por cuajar.

3. “Si no te gusta, entra y cámbialo”. La tercera postura es la que pide un gesto de generosidad para los convocantes, un gesto de confianza. “Todavía queda tiempo para el 25S y si hay cosas que no nos convencen, podemos trabajarlas con ellos y cambiarlas con ellos”, nos dice una persona que ha empezado a ir a las reuniones con la plataforma ¡En pie!. “También es que hay algo de celos”, nos comenta otro activista del 15M medio en broma medio en serio, “como no hemos sido nosotros los que hemos dado con la tecla, pues a alguno le da hasta rabia”.

domingo, 12 de agosto de 2012

Estimada trabajadora de la cadena de supermercados Mercadona.

 Todos hemos podido ver el vídeo en el que, al encontrarte con que numerosos de los jornaleros del Sindicato Andaluz de Trabajadores intentaban expropiar diversos alimentos básicos de tu supermercado para donarla a un banco de alimentos, intentaste evitarlo y recibiste el empujón de uno de ellos. Como resultado te sentiste humillada y te quedaste llorando en un rincón. Muchos políticos, analistas y medios de comunicación han salido en tu defensa y se han convertido, sorpresivamente y por primera vez, en defensores los trabajadores, mejor dicho de una trabajadora como tú. Ahora, varios días después, probablemente sigas indignada con los que te empujaron y te sientas arropada y agradecido con estos defensores. En primer lugar quiero decirte que es comprensible tu reacción instintiva de oposición a quienes intentaban llevarse la comida en el centro donde trabajas, por eso es necesario recurrir a la razón para no limitarnos al instinto. Para empezar hemos de precisar que tu trabajo consiste en cobrar los productos a los clientes, no custodiarlos ni impedir su sustracción ni apropiación sin pago. Cuando intentaste evitarlo no estabas cumpliendo con tu trabajo, tomaste posición en un conflicto que no era el tuyo, porque la discusión por la propiedad de unos litros de aceite, otros de leche y alguna lata, entre el dueño de la cadena de supermercados y unos activistas que querían repartirlo entre familias sin recursos para comer, era un asunto ajeno a las condiciones laborales de tu contrato. Estimada trabajadora, no sé si has oído hablar de las clases sociales o de la lucha de clases. Básicamente consiste en reconocer que en una sociedad hay ricos y pobres, y que se encuentran en conflicto porque a más riqueza parar los ricos, más pobreza para los pobres. Algo mucho más indignante si son estos pobres los que, con su trabajo, logran que los ricos amasen su riqueza. Con tu gesto del otro día tu tomaste una posición en esa lucha, en ese conflicto. Cuando tuviste que decidir entre los pobres que deben recurrir a la caridad del banco de alimentos donde irían destinados los alimentos sustraídos del supermercado donde trabajas y el patrimonio de la familia Roig, propietaria de la cadena, con un beneficio en el año 2011 de a 474 millones de euros, tu, libremente, te pusiste al lado de los segundos. No te quiero culpar por ello, insisto en que pudo ser una reacción instintiva que te hizo olvidar que esos productos que pasan durante cuarenta horas por tus manos no son tuyos, son de una familia millonaria, tu solo trabajas cobrando a los clientes. Te equivocaste a la hora de defender los intereses de una clase social, defendiste los del rico a pesar de que tú eres una trabajadora y tus intereses son opuestos a los de él: para que él sea rico tu debes cobrar menos, si tu cobrases más el sería menos rico. Tus intereses, aunque algunos insistan en lo contrario, no son los mismos que los del dueño de Mercadona. No eres la única que confunde los intereses de su clase con los de los ricos, basta observar cuántos trabajadores han votado al Partido Popular para que apruebe una amnistía fiscal a los ricos que defraudan a Hacienda o destine dinero público a bancos dirigidos por directivos que ganan cientos de miles de euros y, al mismo tiempo les obligue a esos trabajadores a que paguen más IVA por el material escolar de sus hijos o los despida como empleados públicos si son interinos. En cuanto a los que te han defendido y te han presentado como víctima de unos ladrones de supermercado que no respetan la ley, quiero que sepas que solo lo han hecho para utilizarte contra los de tu propia clase social, nunca esos políticos y periodistas de Intereconomía o de la COPE se hubieran preocupado por ti si te hubieras quedado sin trabajo, nunca se han interesado porque una cajera cobre un sueldo digno. Es más, a esos que les molestó tanto el empujón que sufriste, nunca dijeron nada cuando a los trabajadores que pedían que no les despidieran con la nueva reforma laboral, que sus hijos tuvieran calefacción en el colegio o que las medicinas siguieran siendo gratuitas para nuestros pensionistas los policías les abrían la cabeza con una porra. Querida trabajadora, el otro día lloraste desconsolada después del empujón, sin duda te sentiste sola. Te sentiste sola porque estuviste defendiendo las propiedades de un millonario que gana 474 millones al año, y mientras tanto ese millonario bien podría estar disfrutando de sus vacaciones de agosto en un lujoso hotel o en un yate mientras tu defendías su dinero. En cambio, los sindicalistas que tomaban la comida de tu supermercado nunca están solos porque saben cuál es su clase social, saben de qué lado están, se ayudan, y por eso fueron a por comida a tu supermercado que, por cierto, no es tuyo. En tu mano está no volverte a sentir sola, no volver a llorar por nada parecido. Esas personas que te empujaron cuando te pusiste del lado del empresario son las mismas que volverán a por comida para ti si mañana eres tú la que no tienes para comer. Serán ellos los que te ayuden y no los periodistas de Intereconomía. Solo necesitas reconocer a los tuyos, son todas esas personas que luchan para que nadie pase hambre mientras otros se hacen millonarios. Si los vuelves a ver en el supermercado donde trabajas, recuerda que no son tus enemigos, que la comida del supermercado no es tuya, que quizás mañana tú no tengas trabajo y la necesites, que ellos las estarán cogiendo para ti y que el dueño de Mercadona gana 474 millones al año.

 Pascual Serrano