miércoles, 29 de junio de 2011

HOMENAJE A LOS MÁRTIRES DE LA LIBERTAD

Lunes, 18 de julio · 20:30 - 22:00
Lugar
Desde la Plaza del Arenal hasta el cementerio de Dos Hermanas


El homenajeado esta vez será MANUEL FORNET DÍAZ, Militante de la CNT.
Asesinado cuando se dirigía al trabajo el 1 de agosto de 1936 a los 37 años de edad.

domingo, 12 de junio de 2011

¿En qué se diferencia un indignado de un antisistema?




El Acratosaurio está ante el oficial de reclutamiento. Coleta, barba, mirada sonriente, joven… — ¿Qué sabes hacer? —me pregunta.
 — Buzo militar; técnico en demoliciones; experto en cerbatana; agente de la Guerra Fría; colocando en el asiento una chincheta con cianuro asesiné a…
 — Consenso de mínimos: a la Comisión de Higiene.
 
El Acratosaurio, humildemente, se ha pasado semanas recogiendo porquerías de las jodidas acampadas, acatando responsablemente el maldito mandato asambleario. Pensaba que sería el Gran Estratega. Pues no. Ni puto caso.
 
Mucha gente de las acampadas, muy rara. Mira que pedir buenos jefes, políticos incorruptibles y jueces justos. Igual podrían pedir leones vegetarianos.
 
No obstante, miles de personas se han manifestado (1). El fenómeno es, inevitablemente, multiverso. Junto con unas elucubraciones pacatas acerca del origen, desarrollo y solución de nuestros padecimientos sociales, se ha generando un proceso organizativo, que surge de las muchas voluntades. Por no declararse antisistema, el Sistema ha tolerado: los periódicos lo presentan con un puntillo simpático, como a ese sobrinito tonto que, a pesar de todo, se quiere. Los políticos no se atreven a cargar muchas tintas... Ambos están dispuestos a tirarse al cuello del indignado en cuanto haga falta, y llamarle antisistema. La diferencia entre unindignado y un antisistema es la siguiente: al indignado le parte la cara la poli, y canta elkumbayá. Al antisistema también le rompen la cabeza, pero responde cantando el cagüendios. El tránsito de una situación a otra, suele ser muy rápido. Una vez tiene el indignado rota la cabeza, le entran ideas antisistema por el bujero.
 
Proceso diverso, en el que convive la ceguera, la conspiranoia, el reformismo (2)…, con el análisis, la crítica y la resistencia. No puede ser de otro modo, ya que sus participantes son múltiples, heterogéneos, y así tienen que ser las ideas circulantes. Pero ahí están ellostambién, diciendo que no tenemos futuro, que cualquier ley electoral es un abuso, que la corrupción política va de la mano del sistema…
 
Hay libertarios que se quejan del dominio de ideas absurdas. Dicen que disponen la mesa, el acta y la palabra…
 
 No hay que quejarse (3). Lo bueno y lo malo forma parte del proceso. Si se extiende, si los protestatarios pasan de miles a cientos de miles, no habrá manipulación posible, ni infiltración policial, ni idea sectaria, que pueda parar el embate social. Será inútil, porque no se detienen con policías ni con ejércitos los terremotos.
 
Motivos hay para no ir a procesos asamblearios como los que estamos viviendo. Claro. Pero el día que tengamos que avanzar con la mierda hasta el cuello, con el cetme sobre la cabeza, bajo el fuego de granada y de mortero, y sin merienda, también habrá buenos motivos para quedarse en casa, o a veinte kilómetros del ruido.
 
Ir…, a donde haga falta. Lo que es de uno es de todos, lo que es de todos es de nadie, lo que es de nadie es de uno.
 
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NOTAS
 
(1) Miles se han manifestado, pero recordemos, con modestia, que más de diez millones de personas votarán próximamente al PP, arrasarán en el Gobierno, ocuparán ministerios, secretarías, subsecretarías... Con un programa de privatizaciones, recortes, bajadas de sueldos de trabajadores y reducciones de impuestos a los ricos. Los que dicen que las ideologías han muerto y que los partidos han pasado a la historia, que hagan el favor de comprobar que el PSOE tiene en imprenta el reglamento de la negociación colectiva y el de los EREs.
 
(2) Supongo que lo de Revolución Española irá de cachondeo, o se referirá a la victoria del PP.
 
(3) La queja, en general, sólo sirve para quejarse. Estamos viendo formas de movilización que no sabemos hasta dónde pueden llegar. El 14-M demostró que con mensajitos de móvil puede caer un Gobierno. El 15-M que hay mucha gente con una inquietud soterrada, que no se puede expresar por los cauces oficiales. ¿Qué espasmo puede depararnos un 16-M? ¿Un desembarco alienígena?

lunes, 6 de junio de 2011

Adiós a la paciencia: crítica constructiva a la #acampadasevilla


Estrecho Indymedia
“Hay que tener paciencia”, argumentó un compañero el segundo día de acampada en las Setas de la Encarnación (en adelante Pza. 15 de mayo). Y, al principio, tenía razón. Muchos acudimos con recelo a la convocatoria del 15-M dada la psicosis pacifista y antisemiótica que profesaban los desconocidos convocantes, y el comportamiento de algunos acampados parecía incrementar nuestras dudas. No obstante, la sensación de aprendizaje y enseñanza, de inculcar la autogestión a aquellos que ahora estaban viviendo su primera experiencia política, de educar en la vida independiente de partidos políticos, sindicatos del régimen e instituciones, todavía suponía un estímulo para quienes nos sentimos sincera y profundamente asamblearios y libertarios. Que miles de ciudadanos tomaran las plazas, masivamente, y decidieran libremente resistir y colaborar, era digno de atención. Al menos, una llamada a participar.

 Las acampadas, con sus aciertos y sus comprensibles errores, han superado numerosos obstáculos: agresiones policiales en Barcelona, Lleida, París y Lisboa, vejaciones e insultos por parte de los medios de comunicación y por parte de paseantes machistas en Sol, sibilinos boicots de Sacyr (empresa constructora de la Plaza 15 de mayo) en Sevilla, entrismo malintencionado de determinadas organizaciones marxistas (como votaciones en bloque previamente pactadas, desvirtuando el espíritu de las asambleas), intentos de engullimientos por parte de Democracia Real Ya (DRY), acoso de personas que nunca han acampado y que, por motivos que no se llegan a comprender desde la buena fe, llevan desde el 22-M pidiendo en las redes sociales y en las asambleas el desmantelamiento de la acampada; entre otros.

 Y todo este viaje ha estado plagado de situaciones incómodas, protagonizadas por nuestros propios compañeros, y continuamente disculpadas bajo el paraguas de la paciencia y la comprensión. Algo que, en determinadas situaciones, era todavía justo. Así, tuvimos que ceder en varios aspectos, visto la buena acogida que se estaba obteniendo: tuvimos que transigir con el pacifismo y con la preocupación por la legalidad y la opinión de los medios de comunicación. Muchos nunca hubiéramos apostado por ello, pero concedimos el beneficio de la duda. Son muchos años interviniendo por otras vías sin conseguir la simpatía del pueblo, por lo que, por una vez, actuamos utilizando los parámetros que había definido DRY y que asumió la acampada automáticamente (sin debate alguno). Y funcionó. Según Demoscopia, más del 80% de la población muestra alguna simpatía por el Movimiento 15-M. Nunca un proyecto político del que personalmente hubiera formado parte había tenido tamaño respaldo social.

 Sin embargo, todas estas premisas han sido llevadas al extremo, convirtiéndose en estrategia y no en táctica, amparadas por la pretendida desideologización. Utilizar el pacifismo como dogma indiscutible ha conseguido que una (una más, una de tantas, sin nada extraordinario) carga policial haya sido ampliamente condenada, inclusive en los mass media. Pero también ha hecho que circulen por la Pza. 15 de mayo panfletos que animaban a denunciarnos entre nosotros si en el previsible desalojo policial alguien empleaba la autodefensa. La preocupación por la legalidad ha conseguido la supervivencia tranquila (al menos en Sevilla) de la acampada, pero ha conllevado el desprecio de una lucha mucho más trabajada -la que llevan a cabo los compañeros de La calle es de todxs contra la ordenanza antivandálica/cívica- al poner normas y leyes al uso y disfrute del espacio público. El cuidado de imagen ante los medios de comunicación supuso, al menos hasta las elecciones municipales, la legitimación de la ocupación de la plaza, pero a la vez una discriminación contra quienes estéticamente no comparten el canon; incluso la criminalización del lumpen, llegando a proponer internar en psiquiátricos a los indigentes con enfermedades mentales que pernoctan en la Pza. del 15 de mayo o la detención policial de los alcohólicos problemáticos.

 No obstante, la mayor de las contradicciones es consecuencia de la ambigüedad con la que se ha tratado el aspecto político/ideológico del Movimiento. Algunos, con acierto, apostaron por un movimiento apartidista, pero son pocos quienes consiguieron hacer esta diferencia y no confundieron el partido político con la idea. Aun hoy, hay quien infortunadamente piensa que una banca pública no la piden gente “ni de izquierdas, ni de derechas”. En la exitosa manifestación del 29 de mayo, la cabecera gritó el kafkiano eslogan “manifestación apolítica”, demostrando una falta de intelectualidad crónica, comprensible dada la naturaleza sociológica del movimiento (todavía hay mucha inexperiencia, y hay que tratarla con ternura), pero desmotivadora para aquellos sujetos más combativos. Según tengo entendido, incluso se llegó a proponer la creación de una comisión de “neutralización ideológica”, pretendiendo hacer un 1984 de la acampada. No es lo mismo, por tanto, llevar una camiseta con la hoz y el martillo o una bandera blanca, que una pancarta de Izquierda Anticapitalista o del SAT. La lucha se desarrolla –y debe ser- al margen de las organizaciones, pero no contra las ideas. Es incongruente pedir una “democracia real ya” y prohibir la expresión de la diversidad ideológica. Es consecuencia de ello que se hayan vivido situaciones esperpénticas, injustificables, sospechosas y desmovilizadoras. En la acampada en Sevilla se ha llegado a marcar con una X los brazos de quienes ya habían comido (tendencia ya en desuso), a pesar de contar con numerosas provisiones. Incluso se han robado pancartas contra la policía y con lemas anarquistas. En definitiva, la más clara expresión de un movimiento que sólo fue revolucionario el día que se decidió acampar y que viró al reformismo al día siguiente, fue la consolidación de un mini-estado, con sus propios centinelas y normas no debatidas en asamblea y asumidas de DRY, en la Pza. 15 de mayo.

 Pero hay un detalle, directamente dependiente de la neutralización ideológica y del complejo antiizquierdista, que es insalvable: la acogida del machismo y el pánico al feminismo. Es una desgracia que un movimiento que ha conseguido tantas experiencias positivas (tantas sonrisas, tantas emociones, tantas amistades, la participación de nuestros mayores, etcétera) vea como una provocación, como un trauma y como un peligro que varios hombres y mujeres se reúnan en una esquina de la plaza a hablar sobre la histórica lucha de las mujeres por ser respetadas y convivir en igualdad de derechos y de trato. Acoger a antifeministas no es enriquecedor. No es como tener de compañeros a una amalgama de socialdemócratas, marxistas y comunistas libertarios. No. No nos interesan las opiniones contrarias al feminismo, puesto que éstas son el discurso político, económico y social dominante. Es decir, forman parte de la dialéctica a la que nos oponemos. Una lucha que día a día avanza hacía el electoralismo y la igualdad política –por desgracia en detrimento de la lucha social-, no puede dar cabida a quienes apuestan por la desigualdad. Si alguien del Movimiento puede ofenderse porque haya hombres que hablen en femenino, porque haya compañeros que camuflen el género de las palabras con ‘x’ o arrobas, o que constantemente utilicen femeninos y masculinos en los sustantivos y artículos, su presencia es prescindible. Nos hemos enfrascado en imponernos normas y en desatender la premisa básica: la libertad (libertad, también, para hablar como elijamos).

 Ayer un compañero me pidió paciencia. Pero ya no. Ya no tenía razón.

Fdo: Un compañero que habla en masculino y que trabajó, desde el primer día de acampada, con ilusión

domingo, 5 de junio de 2011

Edición de Emma Goldman, anarquistas de dos mundos, de José Peirats


Aunque este libro tuvo dos ediciones diferentes, la de Cam­po abierto, ed. Madrid, 1978), y de Laia de Barcelona con otro subtítulo: Una anarquista en la tormenta del siglo, se trata de ediciones descatalogadas, y por lo tanto la reciente de La Linterna Sorda con prólogo de Ignacio C. Soriano, es una buena noticia para todos aquellos y aquellas que asumimos como propias todas las grandes aportaciones del movimiento obrero y feminista. Sería una buena noticia que en una próxima ocasión sucediera lo mismo con el trabajo de Richard Drinon, Rebelde en el paraíso, de la que existe una lejana edición en Americalee, Buenos Aires, 1960, y que si bien estuvo a punto de editar Hacer con la colaboración del que escribe, tal cosa no llegó a tener lugar.
Por diversos motivos, Emma Goldman fue seguramente la mujer más famosa de su tiempo. También fue una de las admiradas, sentimiento que comparte el crítico e historiador de cine   Richard Porton que la sitúa justamente en el punto más álgido del Partenón anarquista, al mismo nivel que Proudhon, Bakunin y Kropotkin,    aunque también es cierto que, ocasionalmente, se permite efectuar un par de objeciones. En una evoca su relación con Johann Most, uno de los “ejemplos más ardientes de la propaganda mediante la acción”, con el que Emma rompió por su “autoritarismo”, y cita la conclusión de Richard Drinon según la cual Emma y Alexander Berkman “trataron de forma insensata de aplicar las tácticas revolucionarias rusas (populistas) directamente a los problemas estadounidenses” (p. 30). En otra anota que Emma “atacó al cine como `el opio de las masas´, y su desprecio hacia él refleja su oscilación distintiva entre un individualismo nietzscheniano, cuasi elitista, y una defensa más tradicionalmente anarquista de la democracia radical” (p. 261). 
Existe una anécdota célebre que ilustra esta fama,  fue cuando un fiscal de Washington   cuando se enteró de la noticia de que seis días an­tes de la Navidad de 1919 salía hacia la Rusia soviética en el “Buford", un desvencijado navío militar, pudo comentar con ironía: “Con la prohibición que se avecina y Emma Goldman que se va, este país será muy monótono". De lo que se sabe mucho menos es de las diversas aproximaciones efectuadas desde el cine sobre su trayectoria, y que no son pocas comenzando por un lejano documental de 1934, Emma Goldman Newsreel, sobre el que no he logrado ninguna noticia. Si existen sobre otroEmma Goldman: The Anarchist West (USA, 2001), de Coleman Romalis, pero se trata de críticas muy duras por parte de las plumas que admiran la lucha por la libertad de esta ruso-norteamericana que fue ciudadana del mundo.
En sus memorias, Emma da cuenta de la existencia de diversos guiones escritos por su compañero de muchos años, Alexander Berkman, ninguno de ellos filmados. Escribió uno dedicado a los años de formación de Macknó, que Berkman persistió hasta el final de su vida en colocarlos en Hollywood, de manera que envió una y otra vez sinopsis de las película que soñaba a jerifaltes más o menos liberales de la industria, tales como Jesse Lasky (habitual colaborador del reaccionario DeMille), al gran actor Lionel Barrymore, y al productor Carl Laemmle, el creador de la Universal, y productor de Sin novedad en el frente. No le prestaron ninguna atención. Seguramente lo último que deseaban tales profesionales es verse ligado con un hombre que había pasado buena parte de su vida en las presiones, y que se mantenía fiel a sí mismo.
Muy poca cosa, pero lo que no deja de ser un tanto curioso que el cine sería bastante más generoso con una serie de personaje que tuvieron una relevancia en la intensa trayectoria de Emma. Personajes que podían ser definidos como “liberales de avanzada” en el sentido norteamericano del concepto, y bastante fronterizos con el anarquismo. Así, como feminista, Emma tuvo una estrecha relación con Margaret H. Sanger (1879-1966), enfermera y activista sobre el control de la natalidad, se hizo anarquista por influencia directa de Emma quien fue durante un primer tiempo su principal fuente de ideas sobre la “limitación de la familia”, y el derecho de la mujer a dispone de su propio cuerpo. El subtítulo de su periódicoThe Women Rebel era “Sin dioses, sin amos”, y publicó artículos de Emma y de Voltairine de Cleyre. Margaret fue una activista en la famosa huelga de Paterson, y luego evolucionó hacia posiciones más socialdemócratas. Poco de toda esta dimensión política quedará en los retratos que sobre ella nos han llegado a la pequeña pantalla.
Así es en Margaret Sanger. A Women Rebel (USA, 1976) que cuenta como esta mujer trabajadora hija de emigrantes irlandeses comienza a trabajar de enfermera y descubre la dantesca situación de miles de miles de trabajadoras que tratan de abortar en condiciones abominables. La cámara está al servicio de una mera ilustración de unas entrevistas que ella concedió antes de morir, cuando los la lucha por la socialización de los métodos anticonceptivos ya había ganado batallas decisivas. El papel de Margaret Sanger fue interpretado con plena convicción por Piper Laurie...Años después, se rodará otro “biopic” más ambicioso, Difícil elección. La historia de Margaret Sanger (USA, 1995), que se puede encontrar en versión castellana en la Red. En este caso, la trama biográfica se detiene en la descripción de las condiciones de vida de las mujeres trabajadoras en el Nueva York de 1914, ofrece datos espeluznantes sobre los problemas derivados de los embarazos indeseados, y sobre la actitud de los hombres, sin excluir ciertas críticas a los socialistas por no querer ir hasta el fondo de la cuestión. Pero el hilo argumental se centra sobre todo en la lucha de Margaret y de sus compañeras –entre las que se reconoce una vehemente Emma Goldman- contra el todopoderoso cartel de las ligas de la decencia que emplean a la policía como meros lacayos a su servicio para castigar todas las actividades a favor de llevar los métodos anticonceptivos y de planificación familiar más evolucionados a las trabajadoras...
Dirigida por el modesto Paul Shapiro, un cineasta con ciertas inclinaciones feministas, está interpretada por Diana Delany como Margaret, Henry Czerny es su primer marido, un militante socialista que se implica pero que tiene sus dudas, en tanto que el veterano Rod Steiger encarna con dureza y convicción al prepotente jerarca puritano, un señor que manda en periódicos y policías, y que se muestra dispuesto a todo con tal que la mujer (trabajadora, porque las burguesas pueden practicar la doble moral) permanezca bajo la férula del Estado y la Iglesia, de lo que él llama furiosamente “decencia”, un arquetipo tanto masculino como femenino muy presente en el mejor cine norteamericano. Un legado que comparten tanto Margaret Sanger como Emma Goldman, y que llegará hasta  mujeres revolucionarias como Hildegarde Rodríguez que motivó una película parcialmente interesante, pero sobre todo a movimientos amplios como el de las Mujeres Libres de la guerra española, magnificado como es sabido en la película Libertarias.
  En la misma onda, se encuentra indudablemente Isadora Duncan, intima amiga de Emma en el París de los años veinte, fue bailarina legendaria, considerada como la madre de la danza moderna, de fuerte educación artística y feminista, combinó el ejercicio de su profesión artística con el compromiso político revolucionario para escándalo de los bienpensantes. De ahí su éxito en la mismísima Unión Soviética donde trato de crear una escuela de danza para la hija de los trabajadores. Su vida fue llevada al cine en Isadora(1968), de Karel Reisz con el que ya había trabajado en Morgan, un caso clínico, una punzante reflexión sobre el destino de la revolución en Gran Bretaña. Esta película fue bárbaramente mutilada por la productora, de tal manera que resulta difícil avanzar una opinión, aunque nadie discutió la soberbia interpretación de Vanessa Redgrave, una actriz igualmente reconocida por su fuerte compromiso militante y cuya película más popular en este aspecto es Julia (1977), de Fred Zinnemann, y que otorga un protagonismo central a una mujer liberada y liberadora. La Duncan fue una artista de ruptura que  llega a Inglaterra sin un céntimo, pero pronto deslumbra a la alta sociedad londinense, dando recitales en fiestas privadas y causando sensación con su desprecio por los convencionalismos sociales. En Berlín fascina al público con su nuevo estilo de danza inspirada en modelos griegos, bailando descalza y con túnicas que permitían gran libertad de movimientos. Isadora se enamora de Gordon Craig (James Fox), un escenógrafo poético y visionario con el que tiene una hija, pero con el que se niega a casarse para no perder su independencia. Tras una gira por toda Europa, Isadora y Craig se separan en Holanda. Isadora regresa a la danza, creado una escuela en la cual los alumnos aprendían sus ideas revolucionarias sobre el baile, la verdad y la belleza. La película se anima con la presencia del fabricante Singer (Jason Robards, el inolvidable Dashiell Hammet en Julia), y consigue un tono épico en el curso de sus actuaciones en la Rusia soviética donde vivirá una historia de “amour fou” con el célebre de origen campesino. Serguei Esenin, que no tardará en suicidarse, según algunos historiadores por discrepancias con el curso que estaba tomando la revolución. Al llegar a Moscú en 1922 bailó el himno de la Internacional desafiando a los señores de Europa y de Norteamérica y trató de crear una escuela de danza para las hijas de los trabajadores...
  Por este camino podríamos sacar nuevos hilos al ovillo, pero de momento ya estaría bien leer o releer esta biografía escrita desde el entusiasmo por un escritor como Peirats, de un talla militante y moral de mucha altura, y sobre cuyos esfuerzos como periodista e historiador se podría decir que son, liza y llanamente, imprescindibles para conocer la historia del movimiento libertario español.